Vayamos a donde nos vayamos en tiempo de la Historia de la humanidad, podemos ver al ser humano relacionándose con la naturaleza y modificándola, desarrollando sus capacidades físicas, cognitivas, e intelectuales, sus cualidades humanas. Cultura es todo lo “cultivado”: lo aprendido, lo construido, lo creado por el hombre y la mujer a los largo de los miles de años. Sin embargo, el ser humano es un ser social, y consecuentemente, se haya supeditado acorde a las lógicas de funcionamiento que adopta la sociedad en un momento determinado de su desarrollo.
En este mismo sentido, hoy, la cultura, como actividad específicamente humana, no escapa de las influencias de la mercantilización, privatización, y afán de lucro que dominan la escena económica y política actual, y hasta se haya dominada por ella. Así, gran cantidad de artistas, pintores, escritores, intelectuales, y diversas personalidades, dependen de las decisiones y negocios de grandes empresas, en su mayoría multinacionales.
No estar insertos en esa lógica antes comentada (que abarca a la mayoría de quienes se relacionan con las actividades culturales) implica, en algunos casos, no poder sobrevivir de esa actividad, en tanto dinero insuficiente, en tanto exclusión, y otras condiciones de precarización. Sin embargo, aún así, hay quienes deciden tomar ese camino de independencia, defendiendo a la cultura como aquello realizador del ser humano en tanto género, de aquello enriquecedor, satisfactorio, de aquella acción creativa, y por sobre todo, liberadora. Ese polo independiente existe, y nuestro posicionamiento es defenderlo, difundirlo, y acompañarlo, entendiendo que esa resistencia es también una lucha que cuestiona los valores y normas actuales, y da cuenta de la existencia de otra alternativa.
Desde Vía Crítica priorizamos la lucha política por sobre todas las demás, debido a su mismo carácter, al alcance, a su profundidad, y a las influencias que resultan de ella. Sólo la pelea política puede ocasionar un cambio estructural que permita las condiciones de libertad para un desarrollo cultural pleno. De esta forma, pretendemos romper el mito de quienes pretenden desligar una lucha de la otra. Sin embargo creemos que sería un sesgo no dar respuestas a las problemáticas del presente en el ámbito cultural, y más aún, no entender que las batallas culturales también son batallas.
En ese mismo sentido, y para concluir, tenemos como objetivo poner al oyente al tanto de bandas, libros, películas, danzas, festivales, y manifestaciones artísticas, entre otras, que se nuclean dando pelea contra las empresas que hacen de la cultura un negocio transmisible sólo por medio de dinero. Y como decía León Trotsky: “el arte y la cultura forman otro frente de lucha: escritores y artistas son sus soldados”.